miércoles, 23 de noviembre de 2011

"El peor de los contrarevolucionarios"


Revolución: Dígase de la justificación usada por picaros políticos para cambiar el orden institucional de las cosas en una nación con el propósito de secuestrar el poder y hacer uso de él en beneficio personal o de una pequeña cúpula organizada.
Ext. Organizó una revolución y se hizo del poder.
F: Justificó ante las masas su dictadura con una revolución.
D: Sólo un revolucionario es capaz de no entender el verdadero objetivo de una revolución.

Después de la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba, el significado de revolución debió ser cambiado por la definición anterior, pero si los que debieron haberlo hecho se consideraban revolucionarios, hoy, a cincuenta y tres años de aquel acontecimiento aun están a tiempo.
No existe un solo revolucionario que alcance el poder en una nación, que entregue las riendas de la dirección del País sin que los pueblos paguen una cuantiosa  cuota de sangre.
La historia ha demostrado eficazmente que las únicas revoluciones efectivas son aquellas que no tienen que ver con la política.

ASTRON: Giro completo que da un astro en todo el curso de su orbita.
MEC: Giro o vuelta completa que da una pieza sobre su eje.
Vuelta de biela/ manivela.

Algunos expertos aseguran que Raúl Castro está llevando a cabo una revolución dentro de la revolución. Esto me parece más un trabalenguas que la definición de lo que sucede actualmente en Cuba. Para empezar, a los cubanos les parece que no está sucediendo nada, porque desde que empezaron los movimientos raulistas en el año 2008, sólo una pequeña parte de los considerados revolucionarios, han visto mejorar sus vidas.

Derecho a la telefonía celular. Solo aquellos cubanos que tienen acceso directo a la moneda convertible pueden darse el lujo de tener una línea celular eficiente; los que no, dependen de la buena voluntad de la FE (familiar en el extranjero).
Aun cuando el acceso a una línea dejó de ser restringida, los costes hacen de esa liberación un sueño imposible de alcanzar para la gran mayoría de los cubanos. (referencia a contratos de la firma ETECSA SA)
Derecho al uso y tenencia de Ordenadores y programas de computación. Este derecho no incluye el acceso a una línea de Internet privada. Todas las conexiones a la red mundial de comunicación e informática deben ser autorizadas por las autoridades competentes, garantes legales del derecho a expresión, información y comunicación.
Apertura de clubes sociales con acceso a la intranet. Una especie de red revolucionaria que asegura que la información recibida y/o enviada no afecte los preceptos morales y soberanos de la sociedad (léase ley 88 o mordaza por sus siglas en cubano)

Derecho a la compra y venta de vehículos motorizados. Los vehículos motorizados que aun conservan la mayoría de la población, son aquellos que fueron cuidadosamente conservados por sus dueños de antes del triunfo revolucionario. Otros de procedencia soviética, que fueron vendidos a individuos por meritos revolucionarios que pudieron sobrevivir a la crisis del periodo especial. Los demás, en su inmensa mayoría, son propiedad del Estado que pretende venderlos a la población a precios elevadísimos, inalcanzable para los cubanos.

Derecho a la venta viviendas y comercialización de inmuebles. Toda venta de una propiedad inmobiliaria debe ir acompañada de la documentación legal necesaria para que se pueda llevar a cabo la transacción. La crisis de la vivienda que ha sufrido Cuba en los últimos cincuenta y tres años, ha perjudicado de tal forma la documentación legal de las propiedades, que es casi imposible que una casa esté legalmente documentada. Según cifras de las autoridades de la vivienda, sólo el seis por ciento de la propiedad en la isla está legalmente inscrita en el registro de la propiedad.
No hay que ser un erudito para comprender entonces cual es el verdadero objetivo de esta apertura.

Derecho al cuentapropismo. (término utilizado para definir el negocio por cuenta propia) Un derecho que no es más que la legalización del mercado negro. El uso de este mercado subterráneo ha existido en la Isla desde siempre, se acentuó drásticamente después del triunfo de la revolución y ha sido la manera que el pueblo encontró para sobrevivir estos cincuenta y tres años de castrismo. La bolsa negra canalizó la entrega y disponibilidad de los medios básicos para la sobre vivencia de la población, y de cierta manera alivió la responsabilidad del Estado para con las necesidades superfluas del Pueblo. El gobierno ha encontrado la manera de sacarle provecho económico a este comportamiento poblacional, por cuanto la infraestructura necesaria para la operatividad de la verdadera empresa privada no existe. De manera que más que una apertura, es todo lo contrario. Es controlar y sacarle beneficio a un comportamiento tan viejo como la propia revolución.

Derogación del apartheid turístico. De mala gana el gobierno permite a los nacionales tener el mismo acceso a los enclaves turísticos donde van los extranjeros, no justamente para darle las mismas posibilidades a los cubanos, sino para quitarse de encima el estigma creado por este tipo de comportamiento racista y degradante. No obstante esta derogación es tácita, de manera que las autoridades de cualquier centro turístico en cuestión pueden muy bien prohibir el acceso nacional si las circunstancias así lo permiten. Esta apertura no está muy clara porque no existe documentación al respecto en la gaceta oficial.

Derecho a los cubanos del interior viajar y/o establecerse en la Capital. Este derecho también es tácito, y la apertura como tal no existe, porque tampoco existió oficialmente el cierre de las fronteras de la Capital. Estos son mecanismos que se flexibilizan pero que en cualquier momento pueden retomarse de nuevo según sea el caso. De manera que hablar del la libertad de movimiento es exagerar demasiado.

Derecho a los campesinos a mercadear su cosecha. Esta apertura tiene una gran desventaja, y la pregunta es la siguiente. ¿Por qué sólo pueden los campesinos comercializar frutas, legumbres, hortalizas, vegetales, granos y tubérculos? No existe apertura cuando el Estado determina el tipo de productos que un empresario puede comercializar. Tampoco la hay cuando los precios son controlados por el gobierno.

¿Quién dice pues que Raúl Castro está haciendo aperturas en Cuba?

La gran prensa libre nos quiere vender la idea que Raúl Castro es la otra cara del castrismo. Llevándose por la escasa multitud de informadores independientes dentro de la Isla (siempre los mismos) la prensa ya da como un hecho la actitud contrarrevolucionaria de Raúl, sin embargo, si hacemos un análisis profundo de las supuestas aperturas raulistas, no tardaremos mucho tiempo en descubrir que si Raúl Castro es un aperturista, es el peor de los contrarrevolucionarios.

jueves, 17 de noviembre de 2011

martes, 8 de noviembre de 2011

"Esta casa es mía"


Según un informe del gobierno de Cuba, sólo el seis por ciento de las más de tres millones seiscientas mil casas en la Isla están registradas en el registro de la propiedad; esto seguramente es el resultado de cincuenta años de descontrol habitacional. El informe indica que la mayoría de las casas no tienen documentación apropiada, pero no menciona los motivos por los cuales eso sucede.

En Cuba, hasta el momento en que confecciono este comentario, no existe el derecho a la propiedad habitacional, este derecho que en la Isla es una especie de maraña  de la semántica revolucionaria, es tácitamente inexistente, por cuanto ningún cubano está autorizado a vender, comprar, heredar o tan siquiera regalar su casa.


Las casas que otorgó el gobierno revolucionario después de la famosa reforma urbana, hoy día no se sabe a ciencia cierta  quienes son sus legítimos dueños, ni siquiera está legalmente seguro aquel propietario que era dueño de su casa antes del la reforma de marras.

En síntesis, el gobierno de Cuba es el propietario legal de todas y cada una de las casas que no están legalmente registradas en el registro de la propiedad, simplemente porque si no están registradas es porque el principal propietario se murió, o se marchó del país, en tal caso el Estado mantiene el derecho a la propiedad porque legalmente no tiene traspaso, ni siquiera como herencia.

A continuación, voy a relatar lo que sucedió en mi caso, que debe ser igual o muy parecido al de todos los que tengan la oportunidad de leer este artículo.

“En el año 1985 me fui a vivir a la casa de un amigo que la tenía desocupada. La vivienda era un desastre estructuralmente hablando; tenía problemas de goteras en el techo, le faltaba la mitad del balcón, y había que hacerle reparaciones en el sesenta por ciento de su estructura. Después de un año de trabajo arduo y con la ayuda “desinteresada” de los chicos de la brigada de reparación del casco histórico de la Habana Vieja, pude mudarme al inmueble. Un año después mi amigo vino para los EEUU y no regresó jamás, yo me hice el chivo con tonteras y seguí viviendo la casa sin el conocimiento de las autoridades y con la anuencia silenciosa del presidente del comité de barrio.

No pasó mucho tiempo y hube de caer en prisión, nada anormal en un país como Cuba, donde no solo eres rehén de la muerte, también se es de la cárcel.

Cuando salí, el gobierno americano me ofreció una visa como refugiado político, y fue justamente después de ese instante que supe, el valor de una casa en Cuba.

Para poder abandonar el territorio nacional, tuve que poner al corriente los documentos del inmueble. La verdadera propietaria había sido la primera esposa de mi amigo y se había muerto por el año 1972. Desde que su mujer murió, mi amigo vivió en esa casa al margen de la ley de la vivienda, por el temor de tener que pagar de nuevo la casa. Es decir, si algún propietario muere, la propiedad queda habitada por cualquier familiar del occiso, pero no precisamente es heredada, la cuestión es que tiene que empezar a pagar de nuevo y esta vez, según el valor estimado por las autoridades.

Yo fui un hombre afortunado en cierto sentido, porque con la ayuda de mis familiares en el exterior, pude sobornar al responsable de registros del cementerio de Colón, a la directora de la funeraria del Cerro, al jefe de archivos del hospital Calixto García, al jefe de la vivienda en la Habana Vieja y a la OFICODA.


Sin embargo, para que me dieran el derecho a abandonar legalmente territorio cubano o lo que es lo mismo, “la tarjeta blanca” tuve que pagarle la casa al Estado, ponerla a mi nombre en el registro de la propiedad, y entregársela luego de un inventario minucioso de todas y cada una de las cosas que había en su interior, incluyendo las bombillas eléctricas del pasillo a la escalera.”
 
Luego de tener una experiencia como la anterior ¿Alguien con sentido común puede decir que la nueva ley cubana de la propiedad no es un cuento del gobierno cubano para extorsionar aun más al pueblo de Cuba?

Para saber el valor de las cosas hace falta algo mundialmente famoso llamado economía  mercado, cosa que en Cuba no existe ¿Cómo sabe el valor de una propiedad un ciudadano cubano que quiera vender su inmueble si no tiene el parámetro adecuado para medir ese valor? Bueno, en una economía como la cubana es el Estado el responsable de otorgarle valor a las cosas, y para que el propietario de una vivienda pueda sacarle ganancia a una casa debe comprarle primero la propiedad al gobierno, como pasó en mi caso, que tuve que pagar el valor de la casa al Estado, antes de entregársela.

¿Quién en Cuba puede decir? ¡Esta casa es mía! Sólo el Estado cubano, muy pocos quedan aun con ese privilegio.

Muchos ni si quiera se cuestionan los motivos que tuvo el gobierno de la Isla para despenalizar la venta y compra de casas. Lo ven como una apertura de Raúl Castro, como un movimiento hacia la liberación económica; gentes que se dicen catedráticos, analistas políticos y toda una gama de idiotas que con tal de apañar las sinvergüenzuras del régimen de La Habana, se llenan la boca de no sé qué,  para afirmar que Raúl es mejor que Fidel.

¡No puede haber aperturas dentro de un régimen totalitario! Porque apertura para ese tipo de régimen es sinónimo de cáncer, decadencia y finalmente muerte.

Si sólo el seis por ciento de las viviendas en Cuba están legalmente inscritas en el registro de la propiedad, entonces quedan muy claros los motivos de la apertura raulista. Que dejen de especular con la tragedia cubana aquellos politólogos, cubanólogos y catedráticos; que para saber de monstruos, primero se debe haber vivido en sus entrañas.