martes, 18 de enero de 2011

Con razón o sin razón


La manipulación de la semántica indiscriminadamente ha sido el plato fuerte del régimen de Cuba por los últimos cincuenta años, de manera que existen frases y palabras tan perfectamente distorsionadas que han calado tan profundo en la mente del Pueblo cubano que ya forman parte del lenguaje nacional.

Pero el régimen no se ha conformado con manipular la lengua española a su antojo solamente en territorio nacional, sino que ha cruzado fronteras de manera muy efectiva. El ejemplo más clásico es el “bloqueo” nadie en Cuba sabe del embargo comercial de Estados Unidos contra la dictadura, todos están plenamente convencidos que se trata de un “bloqueo del Imperialismo Yanqui contra Cuba” En la ONU sucede un tanto igual, ningún gobierno trata la política económica unilateral de EEUU contra el régimen de los hermanos Castro como debía ser, todos ignoran el derecho de los americanos a tratar económicamente a cualquier país como quiera o como mejor convenga a sus propios intereses; olvidan incluso que Estados Unidos es el quinto socio comercial de la dictadura, entre otras omisiones, con tal de llamarle al embargo “bloqueo”

Esta epidemia semántica ha infestado a la gran mayoría de la izquierda universal, no importa si se trata de la izquierda Light o extrema, el primer impulso los lleva al simple razonamiento de que Cuba es Fidel Castro, y la revolución es el Pueblo cubano; es como un golpe del razonamiento subyacente, como una ráfaga subconsciente de razones manipuladas y muy bien elucubradas que la propaganda castrista ha inoculado silenciosamente en la mentalidad envidiosa del mundo durante cincuenta y dos años, y no es de sorprender que hasta el propio Presidente de los Estados Unidos este infestado. ¿Cómo la actual administración americana, para justificar su nueva política de salvavidas al régimen va a decir que van a tomar una serie de medidas para continuar con el esfuerzo de ayudar al Pueblo cubano a determinar su futuro libremente? Aquí se nota a más de una milla de distancia que la actual administración confunde Castro con Cuba y Pueblo con revolución.

La única forma que Estados Unidos o cualquier país del Mundo ayudaría al pueblo de Cuba a determinar su propio futuro es exigiendo a la dictadura que permita un plebiscito ciudadano, que le exijan a la dictadura que le de al Pueblo el derecho a sus derechos.

Siempre Estados Unidos ha encontrado la manera de mantener a flote la tiranía castrista, es como si el régimen de La Habana fuera una especie de bebida amarga con buen sabor, aquella oveja negra que cae en el poso un sábado o un hijo descarriado, malcriado, y sinvergüenza, pero hijo al fin.

Las pasadas conversaciones migratorias entre la actual administración y la dictadura han dejado una especie de sabor amargo en las expectativas de los más avezados y conocedores del tema. Todos esperaban que la administración exigiera al régimen un mejor trato económico a los visitantes de la Isla, la liberación del contratista inocente, la cancelación de las restricciones de entrada y de salida, la devolución de los terroristas americanos refugiados en Cuba, así como una política de más respeto a la libertad de información y expresión. A cambio, Estados Unidos ofrecería: El levantamiento de las restricciones de viajes de estudiantes y académicos americanos a Cuba, la autorización para que salgan vuelos para La Habana desde cualquier aeropuerto de Estados Unidos, la cancelación de limitación de envíos de dinero, la cancelación de la restricción de que no todos puedan enviar dineros y el cese de las presiones a las agencias de viajes a Cuba. Sin embargo, Estados Unidos concedió todas estas exigencias castristas, pero La Habana no dio nada a cambio, absolutamente nada, es más, formó un escándalo diplomático porque la Sra. Roberta Jacobson, jefa de la delegación estadounidense en las conversaciones migratorias se reunió con algunos disidentes miembros del MININT y otros magnates de la oposición.

Hay un pensamiento martiano que dice así: “Hay hechos que son como guijas que cortan las alas al corazón, pero el agradecimiento es tan fuerte que se las pega” Y yo preguntaría ¿en quien pensaba Martí cuando escribió esto?

¿Los cubanos debíamos agradecer que los americanos nos dieran albergue en los Estados Unidos, o que nos hubiesen dejado en Cuba exigiendo con nuestro pellejo el curso de nuestro propio futuro? ¿A quien pudiera preguntarle yo esto?